Personas normalmente tranquilas, apacibles y educadas, una vez al volante se convierten en violentos, pendencieros y guerrilleros.
En el automóvil, tanto de conductor como de pasajero, hay que seguir y respetar unas reglas básicas de urbanidad.
En todo caso, vamos a comenzar por algo previo a todo ello, el propio mantenimiento del coche.
El automóvil es parte de su hábitat y, por tanto, debe mantener en él su seña de identidad:
Mantenga su coche limpio, tanto por dentro como por fuera.
Es su obligación tener su automóvil en perfecto estado de mantenimiento, por su conservación y, sobre todo, por su seguridad. Esto es especialmente importante si lleva usted pasajeros.
En principio, evite cualquier tipo de pegatina, y si fuera superior a su fuerza elija alguna lo más discreta posible. Evite "cursilerías", del tipo " Yo amo Benajudilla del Arroyo ", o incluso algo ordinarias " No me toque el pito que me irrito ".
Evite colocar en la parte de atrás un perro al que se le mueve la cabeza, o un semáforo al que se le encienden las luces.
Absolutamente prohibido cojines, visillos, persianas, e incluso fundas de bolitas para los asientos.
Su coche dispone de las luces que su fabricante estimó oportuna, no lo convierta en una discoteca rodante.
No "metamorfosee" su coche. Si usted se ha comprado un utilitario, es eso un utilitario y nada más, no trate de convertirlo en una especie de platillo volante con todo tipo de faldones, alerones y otros diversos complementos.
En cuestión de colores, cada uno según su gusto, pero si pudiera evitar el "amarillo limón", el "verde turquesa", el "naranja butano", y otros por el estilo, sus paisanos se lo agradecerán.
Primera norma básica: respete escrupulosamente las señales de tráfico y los límites de velocidad. Si están ahí será por algo, no olvide que puede poner en peligro no sólo su vida, sino (y lo que es más importante aunque usted no se lo crea) la vida de otros.
Trate de facilitarle la labor al resto de conductores:
Si otro conductor quiere incorporarse, sea usted un caballero y cédale el paso. Si es a usted a quien se lo ceden, agradézcalo con una gesto de la mano.
Si un camión le facilita el adelantamiento haciéndole señales con los intermitentes, agradézcaselo con un toque de bocina.
Si hay un conductor en apuros parado en el arcén sin que nadie le preste asistencia, detenga el coche y ofrézcale su ayuda.
Si alguien viene de frente y le deslumbra, no se ponga como un energúmeno a hacer cambios de luces, indíqueselo con un par de destellos.
El asiento delantero derecho se reserva a la persona de mayor relevancia (se excluye de este ranking al conductor).
Conduzca con una velocidad prudente: no les lleve con el alma en vilo.
No sea brusco en su conducción: evite giros violentos, aceleraciones y frenadas. En definitiva, trate de no que no se mareen.
No ponga la radio sin preguntar primero, y, en todo caso, póngala a un volumen moderado (es un coche, no una discoteca).
No baje la ventanilla sin pedir permiso, y aun obteniendo dicho permiso, valore en que medida puede estar usted molestando (un rechinar de dientes que provenga del asiento trasero puede ser una buena pista).
No ponga la calefacción sin consultar primero. En todo caso, pregunte cada cierto tiempo qué tal se encuentran, si prefieren más o menos calor, música, etc.
Si usted fuma, no lo haga si tiene la más mínima sospecha de que puede molestar. En todo caso, pregunte antes de fumar.
Si es el pasajero quien fuma, invítele a que lo haga sin esperar a que se lo pregunte. Si viaja usted con varias personas, debe procurar que no se fume si considera que a alguien le puede molestar.
Cada cierto tiempo pregunte si alguien quiere hacer una parada. No espere a que la gente esté con las lágrimas saltadas, mordiéndose los labios y cruzando las piernas cual contorsionistas, para no "mearse" en el coche.
Pagar el peaje o la gasolina es obligación exclusiva del dueño del coche, por lo que no permita colaboraciones. Los demás que inviten, si quieren, al café, al bocadillo, etc.
En caso de estudiantes, compañeros que van juntos todos los días al trabajo, etc., esta regla no se aplica.
Cuando se disponga a entrar en el coche, si va usted con pasajeros sepa que es el conductor el último que entra: primero abra las puerta a los acompañantes y en último lugar entre usted.
En caso de colisión con otro coche, no se ponga usted como una fiera: actúe con serenidad, y si no está de acuerdo con la interpretación del otro conductor, ya habrá tiempo de discutirlo en los tribunales.
El claxon está reservado para ocasiones muy especiales (bodas de plata, primer hombre en la Luna, etc.). Así que no se apoye con el codo en el claxon, ni lo utilice a diestro y siniestro.
Y, por último, prohibido lanzar objetos diversos por la ventanilla.